1295.- OPONERSE
SIN OPONERSE, GOLDESTEIN
Es humano, instintivo, común, propio de la
misma naturaleza nuestra el buscar soluciones para todo, esta bien, así se
desarrolla la creatividad y se va mejorando la vida la humanidad sobre el
mundo.
Tomando conocimiento de las realidades
nefastas que ocurren en el mundo, viendo como avanza el reinado de satanás
tanto en las almas como en el mundo, buscamos instintiva y humanamente
soluciones, pero la verdad es que no las hay.
Humanamente no hay solución, salida o
salvación real, y esto se debe a que el problema real no es meramente humano,
aunque afecte a la humanidad, el problema real es espiritual.
La raíz de todos los problemas es la ausencia
de Dios en la salmas y en el mundo, es ese estar privados de Dios y haber
construido una vida aparte de Él, sin-Dios y contra Él.
No hay nada capaz de reemplazar a Dios, y acá
debemos ver como el adversario ha tentado, engañado y seducido a la humanidad
provocándole una ruina espiritual, moral y material insolucionable.
Aprovechando los padecimientos de esa ruina, se ofrece como salvador, como si
fuese capaz de solucionarla, pero en realidad no le interesa hacerlo, solo esta
preocupado por ser aceptado, tomado en cuenta.
Las personas se frustran comprobando que no
hay salida ni solución a lo que ven opresivo y nefasto. Algunas quieren creer
que cualquier cosa es salvación, otras se evaden, pero solo demuestran que se
hallan encerradas en sí mismas, que no son capaces de salir de sí.
La única salida o solución es similar tanto
para una persona como para el conjunto de éstas, y se trata de volver a Dios,
de aceptarlo-recibirlo, porque su falta es lo que padecemos y es la raíz de
todos los males, de manera que, aceptándolo, le permitimos Que Venga-Vuelva a
nosotros y al mundo por medio nuestro.
Interviniendo Dios de nuevo, se apaga el
infernal y temeroso deseo de adoración que tienen las almas sin-Dios, y también
se evitan desgracias provocadas por la ambición y maldad humana.
Estando Presente Dios, las almas se enderezan
solas, pues Dios obra espiritualmente y sin ser notado, y a la vez, porque de
Él brota la Virtud
capaz de limpiar, purificar, salvar y sanar, entonces, como se halla presente
por medio de quienes lo aceptan-reciben, puede obrar o intervenir por y para el
Bien Verdadero de muchos.
Hay quienes sostienen que tal cosa no es la
solución real, pero la verdad es que sí, pues estando Dios presente los
enemigos espirituales retroceden y no pueden concretar sus planes, no puede
satanás hacer prevalecer su voluntad, simplemente porque las almas no le temen
ni le obedecen, se dedican alegres a obedecer a Dios.
Quienes se hallan encerrados en sí mismos,
también lo están en el mundo, pero no lo ven ni comprenden, dado que todavía se
mueven sobre la faz de la tierra, incluso creen tener vida cuando en realidad
son unas larvas inmundas y depravadas.
No pudiendo admitir que no haya solución
algunas almas se enloquecen, otras buscan e inventan falsas soluciones, pero
otras toman como solución adorar a los anticristos generosamente prodigados por
el adversario. Ya tenía previsto el cerdito infernal que surgiera oposición a
su dominio, por ello es que ha inventado una oposición falsa.
G. Orwell en su novela distópica “1984”, llama a esa oposición
falsa, ‘goldstein’ y su resistencia de organización oculta, y en “Rebelión en
la granja”, la llama ‘snowball’.
La oposición inventada es para reunir a
quienes desean ser opositores y tenerlos controlados, pues así creen ellos ser
opositores reales, pero nunca harán mas de lo permitido, entonces, los
sometidos creen ser libres, no aspirando a serlo realmente, dado que, tanto los
que ignoran las realidades, como quienes las conocen, están controlados y
continúan haciendo lo que es debido, ni mas ni menos.
Acá es donde a la oposición se le lava el
cerebro y acaba creyendo lo que debe creer, de manera que termina haciendo lo
que debe hacer, es decir, oponerse sin oponerse manteniendo engañados a los que
quieren oponerse creyendo que lo hacen.
La verdadera libertad consiste en amar a Dios,
buscarlo, confiar en Él, discernir Su Voluntad y seguirlo, o sea, consiste en
dejar libre a Dios de ser Dios.
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