1854.- ¿CÓMO
CONTROLA A LOS QUE NO CONTROLA?
La manera que tiene el adversario, satanás,
para oponerse a las almas que no ha podido sujetar, controlar, dominar o
someter, es rodeándolas con el odio de otras. Así es como ha obrado contra El
Señor, no hace falta mucha explicación para notarlo.
A Él no lo podía vencer, pero perseguía sin
cesar a todos en derredor suyo para entorpecerle el camino, para hacer que lo
persiguieran, se le opusieran, para que no lo recibieran, le temieran, etc.,
toda una guerra.
Llegó incluso a tener un delegado suyo
infiltrado en las filas del Señor, judas, el traidor, el que no quiso recibir
al Señor, pero que fingía hacerlo mientras se desesperaba por manipularlo,
dominarlo, controlarlo y someterlo, un verdadero lobo disfrazado de cordero.
El problema es que no somos diferentes, como tenemos
aspiraciones terrenas, como estamos llenos de orgullo y amor propio, terminamos
siendo manipulados por el adversario, satanás y acabamos compartiendo sus
planes y aspiraciones.
Acá es donde muchas almas son engañadas y
hasta creen servir a Dios cuando se le oponen, como le ocurría a Saulo, luego
San Pablo, que perseguía al Señor y a los suyos creyendo que lo hacía por Dios,
cuando en realidad lleno de orgullo y completamente ciego, lo hacía al servicio
de satanás y los suyos.
Si no puede vencernos el adversario, busca
intimidarnos, entonces, nos ataca ferozmente por él mismo, o enviando a otros para
hacerlo, y es así que nos vemos rodeados de odio y sufriendo con el convencimiento
temeroso de ser culpables y merecerlo.
Envía pensamientos o revela palabras para
imponernos la creencia de que merecemos el odio que nos echan encima, nos
vomitan y nos hacen padecer, pero la verdad es simple, odia el que quiere, el
que desea ser como satanás, lo demás son excusas para auto-justificarse, para
pretender liberarse de responsabilidad.
Si nos odian, aborrecen y persiguen satanás y
los suyos es porque quieren, no porque lo merezcamos, en esto debemos ver que
son unos malditos cerdos caprichosos que aborrecen a todos los que los contradicen
o que no se les someten.
También considerar que odian a quienes temen,
y temen a quienes no controlan. También pensar que, si obramos como quieren,
nos controlan, entonces, tenemos que volverles la espalda, no pelear,
ignorarlos.
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