2034.- FE
MUERTA
No queremos aceptar, reconocer, entender que
nos provocamos el mal que nos aqueja, perdemos el tiempo acusando y
responsabilizando a otros buscando negar la parte de responsabilidad que nos
toca.
Si amásemos a Dios en Verdad, si buscásemos al
Señor realmente y si lo siguiésemos como decimos y queremos creer y hacer creer
que lo hacemos, Él mismo nos salvaría, nos indicaría donde esta el error, por
donde el adversario se nos esta colando.
Solos no podemos pasar por el mundo, es
imposible con la cantidad, astucia y perversidad de enemigos que quieren
nuestra ruina desde antes incluso que existiéramos.
La soberbia, el orgullo y la presunción, nos dejan
a merced de todos los enemigos espirituales que fomentan tales cosas para poder
destrozarnos, ya que, solo si no tenemos a Dios, pueden echársenos encima.
Mientras continuemos siendo soberbios, vamos a
continuar colaborando con quienes desean destrozarnos, aquellos que nos odiaron
antes de conocernos, antes de existamos, antes de que Dios llegara a crearnos.
Comprender acá que tenemos o padecemos lo que
merecemos, porque pudiendo buscar a Dios, pudiendo seguir al Señor, pudiendo
ser corregidos, limpiados, purificados, salvados, defendidos, etc., no hacemos
mas que oponernos, rechazar todo Don de Dios y entregarnos a los enemigos que
desean destrozarnos.
Por mas que acusemos a otros, por mas que nos
quejemos, debemos comprender ya que no hay peor enemigo que la indiferencia
hacia Dios, que el prescindir de Él, que el querer creer la mentira
entregándose al vacío y la desolación.
Considerar que los enemigos espirituales
aprovechan nuestra desidia, usan en su favor lo que nos provocamos apartándonos
de Dios, prescindiendo de Él, hundiéndonos en el abismo de la abominable
desolación desamorada, viciosa, corrupta.
En un instante El Señor puede indicarnos,
decirnos, darnos a entender donde esta el vicio, el defecto, el error, donde es
que estamos ligados y sometidos al adversario, por donde es que éste se cuela.
Indicándonos tal cosa, debemos remediarla,
ponerle fin, porque así es como El Señor nos Salva.
Si no realizamos tal actividad de discernir su
Palabra, de buscar Su Voluntad, tenemos una fe muerta, llegamos a ser
hipócritas superficiales que se preocupan por las apariencias, que se
mienten-engañan a sí mismos mientras hacen esfuerzos tontos por apagar la
Revelación, por impedir la Vuelta del Señor, por oponerse a Su Paso Libertador.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario