MADURAR, DEJAR HISTERIAS, QUEJAS Y BERRINCHES
El miedo nos domina, somete, esclaviza, se nota
en la violencia y en la desesperación histérica infernal con la que nos movemos
tratando de prevalecer, reinar, imperar e imponernos.
No pensamos mas que en lo que queremos, no
miramos ni buscamos otra cosa, hemos perdido la noción misma de la vida sobre
la faz de la tierra.
Evidentemente somos ególatras, inmaduros, el
miedo, la preocupación por nosotros mismos nos ha vencido, doblegado, dominado,
arruinado, estropeado.
El miedo provoca esa obsesión que degenera en
desesperación y que se transforma en histeria moviéndonos a tratar de reinar,
prevalecer e imponernos.
Pareciera que es sí porque sí, sin razón
alguna, pero la realidad es que es por miedo, aunque lo neguemos. Estamos
obsesionados, desesperados e histéricos queriendo imponernos.
Mientras continuemos moviéndonos de esta
manera vamos a seguir exponiéndonos a los demonios que podrán engañarnos,
confundirnos, asustarnos, enloquecernos y conducirnos a la locura y a la
autodestrucción.
Debemos vencer el miedo con fe, aprender a
renunciar a nosotros mismos, vencernos, vencer el miedo, hacer caso omiso a las
sugerencias y sugestiones infernales.
Contra lo que vemos, parece y sugieren
demonios y mundo, debemos hacer el esfuerzo por creer en Dios, por confiar en
Su Amor, por perseverar en la Fe negándonos a nosotros mismos.
Con desesperación maldita infernal tanto los
demonios como el mundo van a querer imponernos que perdamos la fe, por ello es
que nos castigan y nos castigarán cada día peor.
No importa lo que padezcamos, el tesoro de la
Fe que Dios nos ha dado no debemos perderlo, anatema con los demonios y con los
suyos en el mundo.
Tenemos que madurar, dejar de ser histéricos,
vencer el miedo, la debilidad, la preocupación por sí mismo, hay que dejar de
ser histéricos inútiles que se quejan y escandalizan haciendo berrinches como
nenes.
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